Puntos de interés de la ciudad
Parques con historia
Los oasis verdes de Barcelona
Todos los parques y jardines de Barcelona tienen una historia y una personalidad propias que los hacen únicos. Desde los más populares hasta los menos conocidos, sus orígenes, características, ubicación y equipamientos los convierten en espacios de encuentro y en elementos dinamizadores de los diez distritos. Descubrirlos y aprender y disfrutar de ellos está al alcance de todos: ¡hay que visitarlos!
La ciudad que no tenía parques
Hubo un tiempo en el que en Barcelona no había parques. Los jardines eran privados y pertenecían a las familias ricas o a las academias de ciencias. Los terrenos sin edificar eran propiedades rurales y se utilizaban para el cultivo. El primer parque creado específicamente para el ocio público no se abrió hasta 1872, cuando se inauguró la Ciutadella. Desde entonces, se han ido creando decenas de espacios verdes que han hecho que Barcelona se convierta en una ciudad esponjada, verde y saludable.
Los parques de Barcelona se clasifican en cuatro grupos: los parques forestales, con zonas boscosas; los parques temáticos, centrados en actividades concretas; los parques históricos, ligados a hechos o a orígenes destacados; y los parques urbanos, que son los más heterogéneos. Todos ellos constituyen una oferta muy exitosa de espacios en los que jugar, practicar deportes, descansar, pasar ratos en familia, disfrutar de la naturaleza... e, incluso, ¡bañarse!
Parques forestales, temáticos e históricos
Uno de los dos parques forestales de la ciudad está situado en la montaña de Montjuïc y el otro, en la sierra de Collserola. Ambos están formados por numerosos jardines. Protegida por este escudo natural, Barcelona respira con dos grandes pulmones que oxigenan el área metropolitana y ofrecen amplias zonas de recreo en pleno bosque mediterráneo.
Los parques temáticos se centran en un tipo de vegetación o en una actividad específica. Un ejemplo son los jardines de Mossèn Cinto Verdaguer, dedicados a plantas bulbosas y acuáticas; los de Joan Maragall, con su magnífica colección de esculturas; o los de Mossèn Costa i Llobera, exclusivamente de cactus y plantas crasas. También destaca el Jardín Botánico, que permite conocer diferentes fitoepisodios relacionados con el clima mediterráneo.
En cuanto a los parques históricos, algunos tienen su origen en encargos privados, otros —como los jardines de la Universidad— son herencia de instituciones científicas y otros están ligados a acontecimientos cruciales, como las exposiciones universales de los años 1888 y 1929. En el caso del parque más querido por los barceloneses, el de la Ciutadella, la ilusión de la primera Exposición Universal en la ciudad propició reformas en su trazado.
Los jardines de la ‘jet-set’ catalana y los parques urbanos
Como en tantas otras ciudades, muchos jardines rodeaban originalmente las casas de las familias poderosas. Este es el caso del parque del Laberint d’Horta, antigua propiedad aristocrática, o el de los jardines del Palacio de Pedralbes, diseñados para las recepciones oficiales del rey Alfonso XIII. Cabe destacar también el preferido por los turistas, el Park Güell, un encargo del aristócrata Eusebi Güell a Antoni Gaudí.
Por último, los parques urbanos conforman el grupo más heterogéneo y se encuentran repartidos por los diez distritos. Hay desde parques modernos, como el del Centre del Poblenou, hasta parques prácticamente desconocidos, como el de Monterols, en Sant Gervasi.