Líneas modernistas y ambiente conventual

El Hotel Peninsular ocupa un edificio singular en el barrio del Raval: con un delicioso patio interior, una distribución peculiar y una estética que une la alegría modernista con un cierto aire de recogimiento, el establecimiento ofrece un alojamiento auténtico y sin parafernalias. Del interior destaca la decoración austera, en concordancia con las líneas arquitectónicas sobrias, un mobiliario modesto y el suelo ajedrezado.

Testimonio de tiempos difíciles

Fue durante la Exposición Universal de 1888 cuando este establecimiento vivió su eclosión como negocio hotelero. De su etapa como convento se conservan restos curiosos, como el túnel subterráneo que unía las cámaras de los frailes con la iglesia de Sant Agustí, y que los monjes utilizaban en tiempos convulsos. Las habitaciones mantienen la sencillez de las antiguas cámaras de los religiosos, con techos bajos, vigas de madera, suelo de baldosa y mobiliario sencillo.