Donde todo empieza

En los dos edificios principales de la plaza de Sant Jaume se toman muchas de las decisiones que afectan a la vida de los barceloneses y de los catalanes. En un lado se ubica el Palau de la Generalitat —con la estatua de Sant Jordi en el balcón—, que se construyó en el siglo XV. En el otro lado se encuentra el edificio del Ayuntamiento —el edificio del reloj—, con la fachada neoclásica y las estatuas de Jaime I y Joan Fiveller, histórico consejero, flanqueando la entrada.

El Palau de la Generalitat es un edificio eminentemente gótico y mantiene su aspecto original en buena parte de la construcción. Son góticas las dos fachadas laterales, pero no la principal, que es posterior, y sigue la estética renacentista del Palazzo Farnese de Roma. También la Cambra Daurada y el Pati dels Tarongers son renacentistas, mientras que las cuatro columnas de la entrada son del siglo II y provienen de un templo romano de Tarragona. En el siglo XIX se añadieron la Escala d’Honor y la estatua de Sant Jordi de la fachada.

Con respecto al edificio del Ayuntamiento, la Casa Gran de la ciudad, tiene su origen en el año 1369, cuando se empezó a construir el Saló de Cent con el fin de dotar a los consejeros de un edificio público. Conserva una fachada gótica en la calle de la Ciutat, mientras que la fachada principal es neoclásica, del año 1847.

El centro de la ciudad

La plaza de Sant Jaume late al ritmo de la ciudad. Además de acoger los dos edificios institucionales, es un importante punto de encuentro ciudadano donde se hacen exhibiciones castelleres, conciertos durante las Fiestas de La Mercè o de Santa Eulàlia, el pesebre de Navidad y muchas manifestaciones y concentraciones reivindicativas. También es habitual encontrar novios que salen del edificio del Ayuntamiento, donde se acaban de casar.

Saliendo de la plaza, se encuentran a un paso la catedral, La Rambla, la Boqueria o el Born, por mencionar cuatro espacios emblemáticos.