Construida en 1924, el exterior presenta una sólida fachada de estilo arquitectónico neorrománico. El conjunto está formado por la propia iglesia, las dependencias parroquiales y la escuela del mismo nombre que se sitúa en la fachada de la calle de Collblanc. La fachada está presidida por una rotunda torre-campanario de piedra, de planta cuadrangular y cinco alturas donde existen aberturas con ventanas germinadas. Los portales son semicirculares y tienen tímpanos decorados con mosaicos de carácter narrativo que explican la vida del santo. La razón de la construcción inicial hay que buscarla en la fuerte inmigración y el crecimiento que experimentó la zona a partir de los años veinte del siglo XX. En julio de 1936, fue incendiada junto con la casa parroquial, y entre 1940 y 1955 (año en el que se instaló el altar mayor), fue objeto de una reconstrucción que se encargó al arquitecto Josep M. Sagnier, responsable de la estética actual. Alrededor de la iglesia, y perpendiculares a la avenida del mismo nombre, se disponen unos cuantos pasajes que han originado un auténtico y singular barrio de casitas unifamiliares de planta baja.