La construcción del refugio antiaéreo 977 empezó en otoño de 1936 como consecuencia del estallido de la Guerra Civil. Situado en el barrio del Congrés i els Indians y censado por la Junta de Defensa Pasiva de Barcelona, se redescubrió en el 2007 durante la remodelación y acondicionamiento de la calle de Pinar del Río. El refugio se proyectó para ser incorporado, después de la guerra, en la red del alcantarillado de la ciudad. Tenía tres entradas, actualmente tapiadas, y se extendía desde la calle de Puerto Príncipe hasta la calle de Jordi de Sant Jordi, en un túnel de 153,40 metros de longitud. De los dos pozos de ventilación que presentaba el refugio para la renovación del aire, se conserva solo el de la calle de Jordi de Sant Jordi, hoy inutilizado. En el interior del refugio todavía se pueden observar pequeños armarios empotrados a lo largo del túnel que, en la época, se utilizaban para guardar productos de primera necesidad, como lámparas de mano y reservas de agua. En la parte central del túnel encontramos una sala de planta cuadrada, que seguramente fue la enfermería del refugio. Actualmente no está abierto al público.

El ingeniero Ramon Perera

Barcelona fue bombardeada durante la Guerra Civil por los ejércitos aéreos alemán e italiano. Por eso, la Junta de Defensa Pasiva de la Generalitat encargó al ingeniero Ramon Peral el diseño de un sistema que permitiera a la población refugiarse de los ataques. Peral propuso la construcción de refugios subterráneos a los que pudiera accederse a través de la escalera de un bloque de pisos o desde la calle.

Se trataba de construcciones con bóveda catalana de obra vista para resistir la fuerza de las bombas y entradas en zigzag para protegerlos de la onda expansiva. Un diseño de defensa pasiva avanzado y eficaz, ya que según los historiadores no se conoce ninguna víctima mortal dentro de estas construcciones.

Otros refugios

En Barcelona hay muchos refugios que se pueden visitar y que permiten conocer la realidad de la población durante la Guerra Civil. Muchos ciudadanos también solían refugiarse en los pasillos y las estaciones de metro y tren, como pasó en la estación de la plaza de la Universitat.