La placa de la casa Roviralta nos da la bienvenida al corazón del valle del Frare Blanc. El doctor Teodor Roviralta encargó la restauración de esta antigua masía al arquitecto Joan Rubió i Bellvé. En 1913, la casa agrícola quedó convertida en una torre de líneas y formas modernistas. La austeridad que refleja el blanco de su fachada, enriquecido con ladrillo visto, contrasta con la profusión de detalles de su interior. Actualmente acoge el restaurante Asador de Aranda y está permitida la entrada a aquellos que se dejen asombrar por su decoración. Las estancias están ornamentadas con maderas nobles pintadas a mano, que se van alternando con cerámica vidriada y en trencadís. La luz del interior adquiere múltiples colores al filtrarse por vidrieras pintadas con elementos florales. Finalmente, los salones son amplios, de majestuosas bóvedas de ladrillo visto que, junto con las paredes blancas, siguen la correlación del estilo exterior.