Un local de dos siglos

El Marsella está asociado a Hemingway, quizás porque es el personaje célebre que más frecuentó el local, pero por aquí también se dejaban caer artistas como Dalí, Picasso o Gaudí. En dos siglos de historia, este bar ha dado para mucho. Se encuentra en el cruce entre las calles de Sant Pau y Sant Ramon, en el corazón del Raval, y mantiene el espíritu bohemio con el que nació: de su techo todavía penden las luces de la época, hay botellas seculares cubiertas de polvo sólido y las telarañas se ven por todas partes; entrar es hacer un viaje en el tiempo. En diciembre del 2013 el Marsella corrió peligro: los propietarios querían que el dueño del bar dejara el local, pero el Ayuntamiento ejerció su derecho de retracto, lo compró y lo salvó.

El bar de la absenta

Todavía hoy es posible pedir esta bebida de sabor ligeramente parecido al anís, pero de altísima graduación. La bebida se hizo especialmente popular en el París de finales del siglo XIX entre los artistas: parece que ayudaba a que la inspiración se hiciera presente. Para beberla, hay que seguir todo un ritual: se sirve con una botella de agua, un terrón de azúcar y un tenedor. Solo los más atrevidos sabrán por qué.