La herencia americana

Cuando en el año 1898 la monarquía española perdió la Guerra de Cuba y la antigua colonia se independizó, muchos catalanes que habían ido a hacer las Américas tuvieron que volver a casa y construyeron residencias que reflejaran la fortuna conseguida en ultramar. Algunos de estos emprendedores escogieron como lugar de residencia unos terrenos entonces despoblados del distrito de Sant Andreu, que no tardaron en ser conocidos como el barrio de los Indians. De aquella época se conservan algunas casas, entre las cuales la más destacada es, probablemente, la conocida como Torre Rosa, del año 1920, hoy transformada en coctelería.

El congreso eclesiástico

En 1952, en un momento de posguerra en que la sociedad estaba muy empobrecida y la inmigración iba en aumento, en Barcelona se celebró el XXXV Congreso Eucarístico Internacional, que congregó a un gran número de autoridades religiosas de todo el mundo. Uno de los resultados de este acontecimiento fue la decisión de edificar varios polígonos destinados a las familias obreras, de entre los cuales el barrio del Congrés fue el más importante.

El Patronato de Viviendas del Congreso Eucarístico compró 16,3 hectáreas de la antigua finca de Can Ros, que pertenecía a la familia Ros i de Ramis, donde se proyectó el nuevo barrio, con un modelo de viviendas con una superficie generosa, que dieran a dos fachadas para garantizar la ventilación y que incorporaran zonas verdes. Poco después se anexionó al territorio vecino de los Indians y se transformó en el barrio de contrastes que es hoy en día.