Barcelona crece

El aumento demográfico de la ciudad durante el siglo XIX y la edificación de L’Eixample a partir de 1860 hicieron necesaria la proyección de nuevos equipamientos públicos, como mercados municipales. En el caso del Mercado de Galvany, la anexión del barrio de Sant Gervasi a la ciudad, en 1897, acentuó esta necesidad.

Un edificio imponente

Desde el punto de vista arquitectónico, el Mercado de Galvany se inscribe en la tendencia constructiva de la época, entre el modernismo y las nuevas tendencias basadas en el uso del hierro. El recinto es inmenso y se organiza a partir de una gran planta en forma de cruz griega (con los cuatro brazos iguales). Cada uno de los cuatro extremos de la cruz queda cerrado con una fachada de ladrillo visto, mientras que la cubierta se levanta sobre un esqueleto metálico que soporta la gran cúpula central. En el interior, que es espectacular, luminoso y diáfano, destacan las ocho columnas y las grandes arcadas que soportan la cúpula, además de una farola modernista, con reloj incluido, en el centro del recinto.

Las formas sobrias y elegantes, las paredes de obra vista, el uso del hierro y las decoraciones de inspiración modernista a base de vitrales y mosaicos hacen de este edificio un monumento emblemático y muy característico del primer tercio del siglo XX.