Gastronomía
La Barcelona pastelera
Desde que en la Edad Media se introdujera el azúcar en Cataluña, en Barcelona han existido confiterías y pastelerías que han marcado un gusto en los ciudadanos: el de culminar las comidas festivas con unos postres de pastelero.
Hay pastelerías históricas en todos los barrios de la ciudad, y muchas de ellas disponen de salón o cafetería para degustar in situ los productos que elaboran. Entre las más antiguas figuran dos con una historia vinculada: La Colmena de la calle Gran de Gràcia, abierta desde 1835 en el camino que subía a la entonces independiente villa de Gràcia, y La Colmena de la plaza del Àngel, en pleno barrio Gòtic y en funcionamiento desde 1849. Las dos conservan recetas únicas de caramelos, pasteles y dulces artesanales difíciles de encontrar en otros sitios.
También hay pastelerías centenarias que continúan deleitando los paladares en otros barrios que en siglos pasados habían sido pueblos independientes de Barcelona. Una de las más veteranas de la ciudad es la Pastelería Mayol, que se inauguró en el año 1854 en la calle de Horta, en el barrio homónimo, y se trasladó en 1915 al local que ocupa actualmente, en el número 59 de la misma calle.
En la antigua villa de Sarrià, la Pastelería Foix lleva abierta desde 1886 y, además de ser una referencia pastelera en la ciudad y conservar la decoración modernista, destaca porque es un punto emblemático de las letras catalanas, ya que los fundadores fueron los padres del poeta J. V. Foix, que convirtió el establecimiento en un punto de encuentro de intelectuales a principios del siglo XX.
Un pastel para cada fiesta
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Roscón de Reyes
Para la festividad de Reyes, el 6 de enero, en todas las casas se come el roscón tradicional, que esconde una sorpresa: quien encuentra una figurita es coronado rey de la fiesta, pero quien encuentra el haba es declarado asno y tiene que pagar otro roscón el 17 de enero, por San Antonio Abad, protector de los animales.
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La mona de Pascua
Para celebrar el lunes de Pascua, desde el siglo XV la tradición dicta que los padrinos regalen un pastel a sus ahijados, con huevos pintados y figuritas decorativas. A principios del siglo XX, el pastelero barcelonés Antoni Escribà transformó las figuritas en esculturas de chocolate, y hoy en día se encuentran verdaderas obras de arte por toda la ciudad.
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Panellets de Todos los Santos
Los dulces propios que se comen en Cataluña por Todos los Santos, el 1 de noviembre, y acompañando las tradicionales castañas, son los panellets. Con base de mazapán, los más populares son los de piñones, y también son tradicionales los de almendras, los de coco, los de chocolate y café... Y cada año aparecen sabores más innovadores y originales.
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Buñuelos de Cuaresma
Cuando llega la Cuaresma, las pastelerías se llenan de estos dulces tradicionales, de pasta frita y empolvados con azúcar, que pueden estar rellenos de crema. ¡Uno siempre se queda con ganas de más!
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Coca de San Juan
Para la verbena de San Juan, el 23 de junio, a fin de celebrar la noche más corta del año en torno a las hogueras, las pastelerías ofrecen las tradicionales cocas, que pueden ser de crema y piñones, de frutas confitadas, de crema quemada... ¡Toda una fiesta!
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Turrón de Navidad
Y por Navidad... ¡turrones! Estos dulces a base de almendra se hallan en los recetarios catalanes desde la Edad Media y no pueden faltar en ninguna comida durante las celebraciones navideñas. Se encuentran en todas las pastelerías, y cada vez más tiendas especializadas los ofrecen durante todo el año.