Un mar y montaña

Construido en 1929 con motivo de la Exposición Internacional de Barcelona, el transbordador aéreo de Barcelona fue una idea del arquitecto Carles Buïgas para unir el muelle de la Barceloneta con la montaña de Montjuïc. Durante la Guerra Civil dejó de funcionar y las torres que unían los cables pasaron a ser puntos estratégicos de ataque. Después de algunas remodelaciones, el servicio volvió a abrir en 1963, y en los noventa se volvió a restaurar para modernizar la instalación.

Un vuelo de diez minutos

Muy apreciado sobre todo por el turismo, el aéreo tiene tres estaciones: la torre de Sant Sebastià, junto a la playa de la Barceloneta; la torre de Jaume I, en medio del Port Vell; y la zona de Miramar, situada en la montaña de Montjuïc. Cada día suben a las cabinas más de dos mil personas que quieren deleitarse con las vistas privilegiadas que ofrece la experiencia de recorrer Barcelona por el cielo. El recorrido tiene tres mil metros de longitud y se hace en cabinas sencillas no muy diferentes de las originales.