Aunque esta torre es de origen medieval, la obra conservada es producto de numerosas transformaciones realizadas a lo largo del tiempo. Hay muchos elementos que permiten fechar la casa entre los siglos XVII y XVIII, aunque hay algunos elementos góticos que hacen suponer de su origen medieval. La propiedad recayó en manos de los frailes dominicos de Santa Caterina de Barcelona. Probablemente sucedió mediante una donación testamentaria de un particular, en unas fechas no determinadas documentalmente. Los frailes dominicos se alojaban en una casa de la calle del Call desde 1221 y, posteriormente, fueron trasladados al convento del mismo nombre situado en el espacio que actualmente ocupa el Mercado de Santa Caterina. Disfrutaron de este convento hasta la desamortización de 1835. En el siglo XX, la casa recayó en manos de Santiago Güell i López, barón de Güell y presidente del Comité Olímpico Español, que transformó la casa para darle su actual aspecto. En los últimos veinte años del siglo XX, en una zona del terreno segregada del conjunto de la finca, se construyó un restaurante con unos jardines proyectados por Nicolau M. Rubió i Tudurí, que incluyen una mina de agua y un surtidor con la Font del Lleó. Actualmente, de la casa solo puede visitarse su exterior.